Límite incierto



Disimular cordura es muy fácil, pero Francisco pensó que disimular locura era todavía más arriesgado y divertido. Apostó y tramó, con sus amigos, un pequeño plan para que lo internaran en una institución mental. Él quería evitar la cárcel; sus amigos, ganar la apuesta. Ahora deambula por los pasillos, diciendo que en realidad es abogado y que todo fue una broma, pero ya nadie le cree, ni siquiera este narrador, que también tiene sus dudas.

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