La oscura faena está casi cumplida. Un cuerpo
gime aún, tendido. Pero ahora sí, el último puntazo -que pudo ser primero y
único-, parece suficiente. El hombre limpia el cuchillo y se dirige al
matorral, dudando. Se soñó demiurgo y entonces lo comprueba: creó una
muerte, causó un testigo.