El regreso


Regresas a tu casa y con felicidad compruebas que la grieta de la calle que amabas, sigue estando allí; es un alivio aunque el perro no te reconozca y los vecinos adviertan tu presencia pero no quieran saber de ti, acaso porque tampoco quieran arruinar este momento y decirte que estás muerto.

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